jueves, 19 de mayo de 2011

Premio literario escolar Novacaixagalicia.

O xurado da cuarta edición do Premio Literario Escolar Novacaixagalicia, outorgoulle un dos premios a un alumno deste centro Nicolás López Costas polo seu relato "Esperanza".
Dendo o blog da biblioteca queremos dar a coñecer dito relato e felicitamos a NICO.


Esperanza

Mi nombre es Kalajara, significa esperanza, Dios o mis padres se equivocaron al elegir mi nombre, pues toda mi vida no he podido contar con ella. Soy una niña y aquí las niñas valemos menos que una gallina.
Nací en una aldea pequeñita, no hay un lugar más bonito en ningún otro sitio, aquí nací, crecí y todos mis recuerdos pertenecen a este lugar.
En mi aldea las paredes de las casas son del mismo color que la tierra, porque utilizamos la misma tierra para hacer las paredes.
No es extraño despertarse po la mañana y ver a un vecino desesperado, con una oveja menos o una gallina, las hienas vienen en busca de comida y si no la encuentran no dudan en llevarse un bebé que en ese momento se encuentra solo. A veces suenan tan insistentes que parecen desgarrar la noche e impiden que pueda dormir.
Por el día recogemos el estiércol de los animales, lo amasamos y le damos forma de torta, por último lo colocamos al sol para que se seque, los que ya están secos los apilamos, para utilizarlos en la cocina, es un trabajo muy pesado, el estiércol se pega en las manos como si fuera miel.
Cuando tenía unos ocho años aproximadamente, (aquí nadie sabe la fecha de su nacimiento, sólo si es época de lluvias). Yo nácí en un día muy lluvioso.
Era la tercera hija viva, mis padres habían tenido dos hijas antes de que yo naciera, y después otras dos, una se murió por la mañana y la otra por la tarde.
-Dios se las ha llevado-dijo mi madre. ¿Tantas niñas para qué?, si al menos me diera un hijo, o comida para todas.
Yo tenía hambre constantemente, me gustan mucho las lentejas y los mangos maduros, pero como no había codida un chapti o hormigas fritas con mantequilla.
Mi padre es muy bueno, siempre está de buen humos , trabaja haciendo muebles de madera, lo más importante para un niño es tener su propio taburete, hasta que no tienes uno , te tienes que sentar en el suelo, eso ocurre alrededor de los tres años.
Mi madre en cambio siempre está enfadada, nosotras le ayudamos en las tareas.
Un día que tenía mucha hambre y en mi casa no teníamos nada que comer decidí coger un mango de la huerta del vecino, me sorprendió y me dió una bofetada tan fuerte que del susto me oriné encima, me fui a casa llorando, mi madre me estaba esperando en la puerta con una vara en la mano, me agarró del un brazo y descargó su furia en mi trasero, no podía andar del dolor. Siempre que me pegaban me iba al río a lavar las heridas y las lágrimas, el agua estaba muy fresca y muy limpia.
Mi madre siempre no recordaba el peligro que corren las niñas que andan solas, a una chica de una aldea vecina la cogieron unos hombre; ella estaba prometida, pero eso a ellos no les importó;sabían que la culpa se la llevaría ella, que por verguenza no diría nada, hasta que se le hinchara el vientre, y sus padres se murieran de la verguenza.
Hace un año vinieron mis tías a nuestra casa, estuvieron mucho tiempo hablando con mi madre, luego me llamaron y me contaron lo que me iban a hacer, quisiera o no, no pude decir nada.
A la mañana siguiente mi madre me levantó muy temprano, me lavó y me puso un vestido nuevo, dejoó al cargo de mis tías y se fue, me tumbaron en un lugar que ya tenían preparado, cerre los ojos con mucha fuerza y recé.
-¿Te vas a portar bien?- me preguntó mi tía.
-Si, y tampoco voy a llorar.
Recordé la palabras de mis tías, será un momento, cianto más quieta estés,mejor, y menos te dolerá.
Cuando empezó a cortarme ahí abajo, grité tan fuerte, que mis gritos se oyeron en toda la aldea, de mis ijos salían muchas lágrimas, me agarraban tan fuerte que no podía moverme, estuve muchas horas en la misma posición, no podía orinar, cada vez que lo intentaba, me ardían las entrañas.
A los dos días volvieron mis tías, pero no deje que me tocaran, fue mi madre la que me curó, con agua caliente y sal. Me contaron que había tenido mucho suerte, que había niñas que aguantaban dos días sin hacer pis y cuando lo hacían rompían los puntos y había que volver a coserlas.
Tardé mucho tiempo en ponerme bien, mi madre estaba muy orgullosa, sabía que ahora resultaría más fácil encontrar un marido, yo no quería casarme.
- Demasiado tarde, tu padre ha dado su consentimiento.
A mi amiga Muna la habían casado con un hombre tan mayar como mi padre, que le pegaba por no saber hacer las tareas, ella no se preocupa de esconder los morados.
A mis nueve años estoy prometida, aunque se me permitirá vivir en casa de mis padres hasta que sea mujer.

Se fue mi esperanza.

1 comentario:

  1. Es el mejor relato que he leido en mis muchos años como crítico, este chico vale para esto.

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